Estaban riéndose. Eran olas de alegría, ligeras y palpables. No había ninguna duda, ninguna incertidumbre; todo era simple y real
Se vio caminar hacia la kasbah, saludar a los que había conocido, encontrar la esencia de la ciudad. La puerta de la agencia inmobiliaria estaba abierta, entró. El dueño lo saludó con efusión. Se enteró de que la casa en la que había vivido estaba disponible. Salió de la agencia, con las llaves en el bolsillo y una sonrisa en la cara. Por una vez, parecía como agua de mayo. Contó el relato con entusiasmo: iban a reunirse en Barcelona y volvieron a reír… #InAfrica Carcajada
Se despertó y de repente se dio cuenta de que había soñado. Dicho esto, todavía mantenía la sensación de suavidad en su piel. Se volvió hacia el que dormía a su derecha; él también se había reído en el sueño. Con la mayor delicadeza posible, se levantó, miró la cama, arregló las sábanas con ternura y salió de la habitación. En la calma del jardín, se puso a fijar el recuerdo del sueño para preservar su poderoso sabor de libertad, facilidad y evidencia: es cierto, iban a reunirse en Barcelona.
Buen día, ¿dormiste bien? Compartió su sueño y su plan de volver a ver Tánger antes de escribir el siguiente capítulo de sus vidas. Contigo, pan y cebolla. El otro respondió que le haría bien, que estaba feliz por él.
Al igual que en su sueño, regresa a Tánger, camina por las callejuelas, entra en la agencia y sale con las llaves. Abre la puerta de hierro de la terraza, sube las escaleras y se encuentra solo frente al estrecho. Se queda con la miel en los labios, Barcelona a lo lejos. Le hierve en las tripas, le golpea el pecho.
Con abandono, empieza a reírse.
Como un ahorcado que fumó su último cigarrillo, se ríe.
#InAfrica Carcajada
de ci, de là 